-LIBERTAD DE EXPRESION-

"Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto."

"No he venido a traer paz, sino espada" San Mateo. X,34


jueves, 9 de septiembre de 2010

LA ASTROLOGÍA Y EL CRISTIANISMO




LA ASTROLOGÍA Y EL CRISTIANISMO

San Alberto Magno, en Alemania (1193-1280, dominico de Colonia considera que los acontecimientos que se producen en la Tierra son provocados por el mo­vimiento de los cuerpos celestes, pero no el destino individual del hombre, capaz de libre albedrío. Si se la entiende así, la astrología es compatible, para él, con el cristianismo. Sostiene, además, que la astrología conduce los pensamientos del hombre hacia Dios y que los astros son tan sólo los instrumentos físicos de la voluntad divina. Esta será la concepción que adoptará durante largo tiempo la Iglesia. Se prefiguraba ya en Pedro Abelardo (1079-1142), para quien la astrología puede predecir las naturalia relativas a los fenómenos naturales, pero que afectan tanto a la agricultura como a la medicina.
En su obra Suma teológica, el italiano santo Tomás de Aquino, alumno de san Alberto Magno, igualmente dominico (1225-1274), estudió a su vez el problema del libre albedrío, tema fundamental de la astrología frente al cristianismo. Sus posturas fueron objeto de un minucioso estudio por parte de P. Choisnard.
La doctrina tomista afirma que "el primer motor en l orden de las cosas corporales es el cuerpo celeste", los astros son la causa de todo lo que sucede en los cuerpos inferiores", "las influencias de los astros son inversamente recibidas en los cuerpos inferiores según las distintas disposiciones de la materia", "los astros … o ejercen más que una influencia indirecta y accidental sobre las potencias del alma", "los astros no podrían er inmediatamente, por sí mismos, la causa de las operaciones del libre albedrío". "el hombre siempre puede actuar, bajo el imperio de la razón, contra la inclinación producida por los cuerpos celestes". Por el contrario, intentar prever con certeza los futuros fortuitos y los futuros libres es una adivinación supersticiosa y prohibida".
A diferencia de los precedentes, el franciscano inglés Roger Bacon (1214-1294) conoce el hebreo, el griego y el árabe, y lee a los antiguos en el texto original. Su principal obra es el Opus majus. Para este doctor admirabilis (doctor admirable), considerado como uno le los grandes sabios naturalistas de su época, la alquímia, la astrología y la magia son los tres elementos básicos de las ciencias "naturales". A su juicio, ninguna astrología erudita profesa el fatalismo, que está reservado a los ignorantes y aficionados. El individuo puede, mediante su fuerza de voluntad, resistir a la influencia real de los astros.
Entre 1450 y 1650 florece una gran astrología erudita. Todos los soberanos y príncipes tienen en su corte uno o varios astrólogos, todos ellos médicos y con frecuencia embajadores y consejeros. El arte de efectuar cálculos les confiere un auténtico prestigio. La astrología se halla omnipresente y conoce una vasta difusión. Participa en la vida pública y social: Carlos V tiene seis astrólogos. Carlos VI, Luis XI, el emperador Federico 111, el rey de Hungría, todos, se sirven de la astrología y en ocasiones ellos mismos la aprenden. La corte de los papas (Inocencio VIII, Pablo II), al igual que muchos dignatarios de la Iglesia, se abren ampliamente a sus técnicas (1520: existe una cátedra de astrología en la Universidad papal).


Ing. Fernando F.M.
( Ingenieria en Sistemas y Astrología Científica)

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